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19-S modificó el escenario político del país

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Los sismos de septiembre no solo sacaron a las calles la solidaridad de los habitantes de la Ciudad de México y otros estados y naciones, sino que también modificaron el escenario político electoral del país. Luego de que la ciudadanía rebasó a las autoridades, además del enfrentamiento con una clase política que no atinó a ponerse del lado correcto —con quejas en redes sociales acerca de que solo buscaban la foto y no ayudar realmente—, es claro que habrá un voto de castigo en los comicios de 2018. Solo falta saber qué partidos serán los afectados y qué otros fenómenos observaremos.

 

Armando REYES

 

Escenarios derrumbados

 

En 1985, también en un 19 de septiembre, un terremoto sacudió la capital del país. La gente salió a rescatar de los escombros a sus vecinos, creó brigadas de apoyo y recolección de víveres para los damnificados. Las autoridades tardaron en reaccionar, lo que favoreció la organización ciudadana.

Sería hasta octubre de 1985 que el gobierno federal reconocía a la Coordinadora Única de Damnificados (CUD), con la cual negociaba, teniendo como representante a Manuel Camacho Solís, quien había tomado la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. La Coordinadora era resultado de la unión de varias organizaciones vecinales que se fundaron luego del terremoto, las cuales tendrían un impacto en el entramado social.

Muchas de estas entidades se sumarían primero en torno a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones de 1988 y, poco más tarde, en la fundación del PRD, candidato y partido que ganarían las elecciones de 1997, cuando se eligió por primera vez al jefe de Gobierno en el entonces Distrito Federal.

Carlos Monsiváis apunta en su texto El día del derrumbe y las semanas de la comunidad —publicado en el número 45 de Cuadernos Políticos de 1986—: “si los partidos políticos fracasan en septiembre y octubre de 1985, es porque las circunstancias exigían un programa nuevo y flexible, porque sus grupos militantes eran en verdad raquíticos, y porque, cada quien a su modo, siempre han desconfiado de la sociedad civil”.

Las protestas, marchas y la organización de diversos grupos de damnificados fueron uno de los elementos que caracterizaron el periodo posterior al terremoto de 1985, algo que pudiera repetirse en el actual contexto.

 

Evitar frustraciones

 

Manuel Camacho Solís, en un artículo publicado en octubre de 1985 en Excélsior, reflexionaba acerca de lo siguiente: “de consecuencias semejantes sería, para algunos grupos que temen la democracia, cerrar los ojos y negar la presencia vigorosa de una sociedad compleja, joven y decidida. Con un sentido de Estado de largo plazo, se puede reconocer que es decisión política crucial evitar frustraciones y articular la solidaridad y la participación en torno de las difíciles tareas de la reconstrucción. La supervivencia de un Estado está, finalmente, en la sociedad civil: ahí se legitima y ahí renueva los consensos”.

Así, el también politólogo colocó en la mesa de discusión un elemento fundamental —el cual podría repetirse en la actualidad—: las tareas de reconstrucción, las cuales podrían definir el futuro de distintos actores políticos, ya sea que atinen a —como señaló Camacho— “evitar frustraciones” o a “articular la solidaridad”.

En el texto apuntaba quien posteriormente sería jefe del Departamento del Distrito Federal en el sexenio 1988-1994 que, “sin embargo, no podemos perder de vista que los avances democráticos se dan en espacios institucionales, con fundamentos jurídicos y mediante acuerdos en torno de principios, tiempos y reglas básicas. Es decir que no existe alternativa a la interminable labor de las fuerzas democráticas para hacer que un régimen institucional se mantenga firme y avance”.

Lo anterior previendo las expectativas de que la sociedad civil pudiera tomar el control y desplazar las instituciones —muchas de ellas mostrando más sus fallos que una eficacia digna de estas circunstancias—, algo que también se ha presentado luego de los sismos de 2017.

 

Democratización

 

Monsiváis resumió la jornada del 19 de septiembre de 1985 en las siguientes palabras, “el dolor personal y social, la tristeza ante los muertos y las tragedias, la indignación ante la corrupción de siglos y el saqueo cotidiano, se despliegan en medio de un paisaje insólito, el de la ayuda desinteresada. Desde la mañana del 19 de septiembre, los voluntarios hacen de la solidaridad un arma óptima de creación de nuevos espacios civiles. Un esfuerzo sin precedentes (en un momento dado, más de un millón de personas empeñadas, en distintos niveles, en labores de rescate y organización ciudadana) es acción épica ciertamente, y es un catalogo de demandas presentadas con la mayor dignidad. Urgen ya en las ciudades organizaciones autónomas, democratización, políticas a largo plazo, proyectos de racionalidad administrativa”.

Los años siguientes a la tragedia de la década de los años 80, mostraron —además del repudio a la figura presidencial en la inauguración del Mundial del 86— el inicio de la pérdida de posiciones electorales para el PRI en las elecciones posteriores.

En 1987, Cuauhtémoc Cárdenas encabeza la mayor escisión que el tricolor tenía en su historia y, al año siguiente, participaba como candidato de un Frente Democrático Nacional (FDN), compitiendo ante su ex partido en las elecciones presidenciales de 1988, las cuales fueron severamente cuestionadas.

En 1989, el PAN ganó —por primera vez en su historia— la gubernatura de Baja California, en tanto que el PRI presenciaba cómo asesinaban a su candidato presidencial en 1994 y se despedía de la mayoría en la Cámara de Diputados en los comicios de 1997, para dejar Los Pinos en el año 2000.

Otro de los efectos de terremoto de 1985 fue la demanda de que los habitantes de la capital del país eligieran a sus autoridades, lo cual tardó en concretarse 12 años pues es en 1997 cuando se elije, por primera, vez al jefe de Gobierno del D. F.

Se trata de lecciones que se deben recordar a la luz de los acontecimientos recientes de este 2017.

 

Dworak Camargo: “De aquí

a un mes lo sabremos”

 

Para Fernando Dworak Camargo, analista político, el actual escenario político luego de los sismos es uno en el que se debe tomar en cuenta que el ciudadano cuenta con mucha más información a comparación con 1985, “no tenemos claro quién hizo qué, hay mucha información cruzada —es natural—, pero ciertamente esto significa una ciudadanía más politizada”.

En entrevista con Siempre!, Dworak aseguró que en 2018 se darán varios debates acerca de quién fue responsable de ciertas labores en la reconstrucción, así como un escándalo que alcanzará las campañas respecto acerca del boom inmobiliario en la Ciudad de México, la cual involucra no sólo a Miguel Ángel Mancera, sino a varios de sus antecesores.

“Es toda una estructura que tiene que ver con quién da los permisos, construcciones y, obviamente, vamos a tener un escándalo que va a abarcar no solo los gobiernos, sino las delegaciones”, explicó.

Así, los frentes de batalla que nuestro analista contempla para 2018, implican no solo el voto de castigo, sino “la falta de respuesta de los partidos. En las tragedias tienen que surgir liderazgos, es decir, surgen personas que dan orden, políticos que están buscando una oportunidad, pero la capacidad de respuesta de estos, más allá de los discursos oficiales, es muy pobre y en lugar de que los partidos muestren liderazgo o solidaridad, su respuesta es quién regala más”.

Fernando Dworak señaló que la ciudadanía no tomará en cuenta las ofertas, que calificó como demagógicas, pero que no está claro cómo actuará en los siguientes comicios.

“No está claro qué ambiciones se cayeron o no, esto lo empezaremos a conocer en las próximas semanas, en dos semanas o un mes, acerca de qué liderazgos surgen, qué capacidad de respuesta tienen, qué percibimos de ellos, eso es lo que va a marcar el rumbo en especial respecto a los aspirantes presidenciales. De aquí a un mes lo sabremos”, explicó Dworak.

 

Giro de 180 grados

 

Otro escenario que considera el también articulista de varios medios es el posible aumento en el abstencionismo. “Si bien hay una sensación de solidaridad, un mensaje que va mezclado con la rendición de cuentas y orientado a lo público, si eso se mantiene no necesariamente se presentará un abstencionismo; no sé si eso llevará a un voto demagógico, pero pienso que en este escenario puede haber mucho continuismo”.

Asimismo, apuntó que respecto al voto de castigo que se podría esperar en 2018, dependerá de la capacidad de respuesta de las distintas administraciones, así como de la comunicación que establezcan con la sociedad.

“Veo que el ciudadano es tan sofisticado para distinguir en cada uno de los niveles qué es lo que se tiene que votar. Realmente el crecimiento del voto diferenciado en la ciudadanía ha crecido, el votante mexicano es mucho más inteligente que lo que creen nuestros partidos”, consideró.

Otro elemento al que aludió es el del surgimiento de nuevos liderazgos, de manera similar a lo sucedido en 1985, lo cual descartó a partir de la administración de los damnificados, además de que describió la actual situación de los partidos como una en la que están más interesados en recaudar fondos para generar clientelas, como es la intención de Morena o del Frente Ciudadano por México.

“En el 85 la sociedad era más clientelar y vertical de lo que es ahora, la sociedad en ese momento dependía más de lo que pudiera dar el sistema y, obviamente, esos nuevos liderazgos surgieron en un esquema mucho más corporativista, mas clientelar de lo que tenemos hoy. El votante actual es mucho más sofisticado, ha aprendido después de 30 años de desarrollo de una sociedad mucho mejor organizada, no necesariamente partidista, y creo que en ese sentido puede haber el intento de que se den, pero no con la contundencia que tuvieron en ese momento”, indicó nuestro entrevistado.

De igual forma, otra de sus previsiones para las elecciones del año entrante, es que serán los últimos comicios con partidos como los conocemos actualmente, “es decir, puede haber un mayor nivel y número de independientes, pero si comenzamos a hablar de que en muchos estados ya existen legisladores y presidentes municipales que van a poder reelegirse, comenzamos a hablar de que a partir de 2018 todos los legisladores federales van a poder reelegirse, eso va a cambiar mucho la narrativa de la gente, no hablamos ahora de los partidos, pero sí en la medida en que tengamos empleados municipales, legisladores locales y federales con una base de apoyo y funcionamiento propio, eso va a obligar a los partidos a algo mucho más interesante, a adoptar estructuras horizontales para organizarse y más rápidas para la rendición de cuentas”.

Si se aprovecha esto para enfatizar un discurso de empoderamiento de la ciudadanía, consideró Fernando Dworak, para vigilar y castigar, “podremos dar un giro de 180 grados en la forma en que se realiza la política en nuestro país”.

 

@AReyesVigueras

 

 

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