Felipe SÁNCHEZ JIMÉNEZ
CÍNICO
COMO observadores de la actitud anti-política que identifica al senador chilango traído de Michoacán, BENJAMÍN ROBLES MONTOYA, no nos queda más que lamentar lo que hacen este y otros cínicos que se dicen políticos. Estudiosos del tema sostienen que la Política es interesarse por el otro, es superar el egoísmo personal para acudir al auxilio de los otros, es tener un gran sentido de lo social y de lo humano. Hacen lo contrario.
EN nombre de la política, este aventurero traído de Michoacán, ha cometido las peores acciones que nos denigran como seres racionales. Por impolíticos como BRM y otros personajes que padecemos, la sociedad, sobre todo los jóvenes, están convencidos de que la política es sólo para cínicos trepadores del poder sin conciencia social alguna. O que en esta actividad solo están los vividores de los presupuestos públicos, empedernidos corruptos prestos a apropiarse de los bienes públicos.
ES la imagen que deja en Oaxaca este aventurero chilango que proscrito de Michoacán donde fue diputado por el PRI llegó a Oaxaca. Por la generosidad de su “amigo” GABINO CUE fue diputado por el MC. Como gobernador le permitió disponer sin límite de los recursos públicos y le concedió poder sin límite al grado de actuar como vicegobernador de facto. Con mucho dinero del erario hizo que lo aceptaran en el PRD como candidato a senador sin sospechar que, al final, le mordería la mano.
Por su naturaleza de ingrato, el senador chilango fue echado del palacio. Pero obcecado en seguir en ese grupo privilegiado de los que dominan, es decir, los políticos, saca a relucir su personalidad torva. Agita, violenta y hasta amenaza. Hace a un lado escrúpulos y valores en la línea maquiavélica de “el fin justifica los medios”. Es decir, quiere ser gobernador “cueste lo que cueste”.
AZADÓN DE PALO
EN EL extremo de los colmos, la conseja popular reza: “en casa de herrero, azadón de palo”. Es decir, el diestro en armar herramientas de fierro en casa usa utensilio de frágil madera.
ESO pasa en este momento en el poder judicial del estado. Se entiende que éste es el santuario de la legalidad, pero resulta que acaban de avalar una marranada legaloide. “Por órdenes” de otro poder, el legislativo, nombraron fuera de toda norma, seis nuevos magistrados.
DADO que el gobierno “del cambio” está metido de lleno en el “año de hidalgo”, en el poder judicial no quieren estar al margen. Resulta que los seis magistrados del Tribunal Estatal Electoral que concluyeron su periodo legal, pactaron para no perder la investidura de magistrados con un salario cercano a los cien mil pesos mensuales. A qué extremo de ilegalidad llegaron en el TSJ que en su reciente sesión, el secretario general de acuerdos exhibió un oficio firmado por la diputada LESLY JIMÉNEZ, presidenta de la mesa directiva del congreso donde “ordena” que “por acuerdo” (de los que cobran pago por evento) den nombramiento de magistrados a ANA MIREYA SANTOS LÓPEZ, LUIS ENRIQUE CORDERO AGUILAR,. CAMERINO PATRICIO DOLORES SIERRA y a los que en el TEE eran sus suplentes: ABEL ALVARADO VASQUEZ, RENE HERNANDEZ REYES Y TITO RAMIREZ GONZALEZ.
ADEMÁS de la ilegalidad por no cumplir las reglas que ordena la ley para designar magistrados del TSJ como la designación de ternas, metieron al poder judicial en serios problemas. Seis nuevos magistrados significan desfase del presupuesto. No está presupuestado dinero para sus salarios ni para el equipamiento y personal de las tres nuevas salas que les crearon, la indígena, auxiliar y otra penal.
LO más peliagudo de estos nombramientos fuera de las normas, es que cuando firmen alguna resolución el más lerdo de los leguleyos lo puede invalidar porque son magistrados designados fuera de la norma legal. Al tiempo.
El arzobispo José Luis Chávez Botello, por sus 75 años de edad y el señalamiento en su contra como protector de curas pederastas, más temprano que tarde tendrá que dejar el cargo en medio de cuestionamientos muy serios.
COMO efecto del discurso del Papa Francisco en su reciente visita a nuestro país (“obispos que encubren pederastas son inconscientes y deben renunciar”), se tendrá que ir, cargando sus grandes pecados.
COMO dije en entrega anterior, Chávez no calculó el tamaño del torbellino que resultaría aceptar la sugerencia de su asesor legal el padre Wilfrido “uvi” Mayrén y los del clan de la teología de la liberación para intentar tapar la pederastia en su Iglesia.
LA CLOACA
HAY dos documentos que confirman la situación de sobresalto que vive en este momento el arzobispo Chávez como consecuencia de la trampa, no sabemos por la mala fe o por simple fullería, le armó UVI.
LA tapadera se cayó a partir de la publicación de una carta de los padres de la víctima del pederasta, el cura Silvestre a quien la curia intentó proteger hasta el extremo.
EL documento cuya copia hicieron llegar a esta columna, tiene como abajo firmantes la señora Narcisa Mendoza y José Pérez, padres del niño victimado por el cura pederasta. Lo transcribo tal cual:
“Jesús es el menor agredido. Los hechos ocurrieron en el año 2000. El cura, como los conocía, los empezó a llamar al curato.
“En una ocasión el cura lo emborrachó y llegó de madrugada. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de lo que hacía Gerardo Silvestre, así se llama el cura pederasta. Vinieron unos curas a defenderlo cuando se había levantado el acta en el municipio (Huitzo).
“Los curas le dijeron al padre de la víctima que mejor le hubiera mentado la madre o le hubiera dado uno (al cura Silvestre), pero que no lo hubiera demandado.
“En el municipio les dijeron que ya le habían dicho al arzobispo porque no era la primera vez. Ya habían sacado a más niños borrachos del curato. Los curas que acudieron a defender al pederasta fueron el padre UVI y otros.
“En la carta que los padres de las victimas enviaron al Papa Francisco, le cuentan que estos sacerdotes fueron a defender al padre Gerardo Silvestre y a amenazarlos, porque lo que decían era mentira y que al menor lo iban a meter al consejo tutelar.
“El padre UVI los intimidó diciendo que llevaría un detector de mentiras y ahí caería la mentira del niño. En el pueblo tienen esa creencia que si se pone uno con el cura nos cae la maldición de ellos. La maldición será la que me eche mi madre si no hago algo por defender a mi hijo y para eso yo doy la vida. No se vale que el arzobispo no haya hecho caso. Él, teniendo ese poder para castigar no lo ha hecho.
Jesús -uno de los niños atacados- cuenta que una vez borrachos el sacerdote les empezaba a tocar sus partes y les hacía lo que quería. Fueron varios pero tienen miedo a denunciar. Tuvimos que sacar al niño del pueblo”.